El nombre ‘amatista’ proviene del griego amethystos (no borracho), ya que esta piedra era considerada un potente antídoto contra la embriaguez. Según la mitología griega, Dioniso, dios del vino y el desenfreno, pretendía a una doncella llamada Amethystos, la cual deseaba permanecer casta. La diosa Artemisa escuchó sus plegarias, y transformó a la mujer en una roca blanca. Dioniso, humillado, vertió vino sobre la roca a modo de disculpa, tiñendo así de púrpura los cristales.
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